Ayer comenzó la Expo Sex & Entertainment. Como cada año, éste no ha sido la excepción y ahí estaré. Los pornógrafos, pervertidos, cochinotes, cachondos, depravados, libertinos y degenerados (por mencionar a algunos motes que la sociedad nos endilga a quienes sencillamente nos gusta darle al cuerpo lo que es del cuerpo, o sea placer), y que conste que no formamos ninguna de sus absurdamente llamadas “tribus urbanas”, disponemos de algunos días de tolerancia para reunirnos bajo un mismo techo –el del Palacio de los Deportes– y reconocernos como eso, unos pornolovers.
Durante casi una semana podemos admirar los atributos de aquellas estrellas que habitan un cielo mucho más vilipendiado (por los “mochos”) y admirado (por los “enfermos”, como nos dicen ellos) que el del rock: nada menos que el Olimpo de los Pornstars.
Recuerdo aquella primera Expo, en la que me tomé una foto con Julia Taylor, una exquisita (discúlpenme, hermanitas de género pero cuando hablo de porno siempre me sale la cavernícola que habita en mí) húngara que entonces tenía como 25 años, famosa por protagonizar "Cleopatra", la película tres equis con mayor presupuesto en la historia: nada menos que un millón de dólares destinados a registrar toda serie de acrobacias genitales en las pirámides de Gizah.
Recuerdo aquella primera Expo, en la que me tomé una foto con Julia Taylor, una exquisita (discúlpenme, hermanitas de género pero cuando hablo de porno siempre me sale la cavernícola que habita en mí) húngara que entonces tenía como 25 años, famosa por protagonizar "Cleopatra", la película tres equis con mayor presupuesto en la historia: nada menos que un millón de dólares destinados a registrar toda serie de acrobacias genitales en las pirámides de Gizah.
No sé si estén de acuerdo conmigo, pero el porno representa a la perfección aquello que en los años 50, 60 y hasta 70 fue el rock and roll: un oscuro acercamiento al placer prohibido. Si nos ponemos estrictos, el Marqués de Sade (a quien Marilyn Manson dedica su disco "The Golden Age Of Grotesque", de 2003) fue el primer rockstar de la historia, que hasta de misas negras habla en sus libros, pero también el primer pornstar. ¿No?
Échenle un ojo a sus libros como "Juliete", "Justine" o "Las 120 Jornadas De Sodoma" y descubrirán que el francés ya había anticipado todos los guiones de cine para adultos desde su lejano XVIII. En sus páginas hay bestialismo, coprofilia, vampirismo, tríos y orgías.
La relación entre el porno y el rock también es la de dos viejos (y cochinotes) amigos. Músicos como Jonathan Davis es un ejemplo de músicos que se han enamorado de pornstars. El vocalista de Korn sostuvo un tórrido romance que acabó en matrimonio con la actriz de escenas lésbicas Devon Davis, quien valga decir… ¡Qué lubricantes momentos me ha hecho pasar!
La relación entre el porno y el rock también es la de dos viejos (y cochinotes) amigos. Músicos como Jonathan Davis es un ejemplo de músicos que se han enamorado de pornstars. El vocalista de Korn sostuvo un tórrido romance que acabó en matrimonio con la actriz de escenas lésbicas Devon Davis, quien valga decir… ¡Qué lubricantes momentos me ha hecho pasar!
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Jonathan Davis con su flamante esposa. |
Otros como Tommy Lee, de Mötley Crüe, han sido protagonistas de encendidos videos caseros de porno como el que el tatuadísimo baterista protagonizó junto a Pamela Anderson, su entonces esposa. Ahí quedó claro que el señor Lee además de una cuenta de banco muy gorda, una banda de rock famosísima y cualquier cantidad de drogas en la sangre, también tiene un falo que ha hecho las delicias de generaciones de groupies.
Caso similar es el del singular Ron Jeremy, actor porno proporcionalmente feo a la cantidad de chicas que se ha tirado en pantalla, nada menos que 2500, que ha hecho apariciones en videos de LMFAO, Guns N’ Roses, Moby, Kid Rock y Everclear, además de haber grabado él mismo un sencillo de hip hop titulado "Freak Of The Week".
En sentido contrario, los Rammstein no se quedaron con las ganas de hacer su debut como actores tres equis y en el video de "Pussy", el primer sencillo de su más reciente álbum, "Liebe Ist Für Alle Da" (2009), en el que los cinco alemanes protagonizan escenas bastante fuertes en las que hacen gemir a sus modelos. Obviamente, existe una versión censurada de "Pussy" y sólo aquellos que saben bucear en los intestinos de la red han logrado dar con el original.
Inclusive, los nexos entre rock y porno han fructificado en proyectos hechos y derechos (ja, qué extraña suena esa palabrita en este contexto), como es el caso de Evan Seinfield.
El ex bajista y cantante original de Biohazard, hoy líder de sus proyectos The Spyderz y Tattooed Millonaries, se casó en 2004 con la actriz porno Tera Patrick. A partir de entonces y con el seudónimo de Spyder Jonez, Evan comenzó a aparecer en diferentes películas porno entre las que destacan "Teradise Island", en la que dirigió a su mujer, y "Reign Of Tera" (también con su ex esposa, de quien se separó en buenos términos en 2008), en cuya escena final el angelito se refina una orgía junto a diez hermosas asiáticas.
Finalmente, quiero comentar el caso de "Phallusifer: The Immoral Code", una película pornográfica undeground de black metal en la que, se dice porque sus protagonistas aparecen con los rostros cubiertos, aparecen integrantes de bandas reconocidas del género teniendo sexo encima de pentagramas o utilizando látigos para castigar los voluminosos cuerpos de las actrices.
Existe, tengo entendido, otra película similar llamada "Club Satan: The Witches' Sabbath", dirigida por Shane Bugbee, sacerdote de la Iglesia de Satán. Sin lugar a dudas, dos buenos pretextos para googlear.
El rock y el porno simbolizan nuestros sueños hechos realidad; sexo, poder, placer y desenfreno. Así que a partir de este día, a rezar: “Dios mío ¡el porno nuestro de cada día, dánoslo hoy!”.
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La portada de esta porno underground |
Existe, tengo entendido, otra película similar llamada "Club Satan: The Witches' Sabbath", dirigida por Shane Bugbee, sacerdote de la Iglesia de Satán. Sin lugar a dudas, dos buenos pretextos para googlear.
El rock y el porno simbolizan nuestros sueños hechos realidad; sexo, poder, placer y desenfreno. Así que a partir de este día, a rezar: “Dios mío ¡el porno nuestro de cada día, dánoslo hoy!”.