Cartel de esta gran película |
Por: Jimena Polanski
¿Ya vieron “Drive”? Aquí en México, le pusieron “Drive: El Escape” y tuvieron el terrible descaro de anunciarla como una vil película de acción al más puro estilo de “The Fast And The Furious” y todas sus chafas secuelas, para que la cinta tuviera éxito y el ingenuo público pagara su boleto, pensando que verían en pantalla a Vin Diesel compitiendo contra japoneses en autos modificados que inspiran a los mirreyes del Distrito Federal, a aventarse arrancones en Viaducto a las 3 de la mañana.
Regresando a “Drive”, estrenada el año pasado en el Festival de Cannes, se trata de uno de los mejores filmes realizados en 2011. Si no la han visto, se las recomiendo mucho, aún la alcanzarán en cartelera si van esta semana, y créanme, si realmente aman el cine, saben comprender que los tiempos en éste no son siempre corte, tras corte, tras corte y quieren ver una historia bien contada, les va a encantar.
El filme trata sobre un conductor (Ryan "me-lo-cogía-siempre-aunque-no-se-bañe" Gosling), de quien no conocemos más. No hay nombre, mayor descripción, sólo que trabaja como stunt de películas en el día, y en la noche, usa su increíble habilidad al volante para ayudar a gente en robos. También sabemos que ayuda en el taller de su mentor y al parecer único amigo, Shannon (Bryan Cranston). Pero fuera de eso, “El Conductor”, es un misterio.
Hasta que un día, se enamora de su vecina, Irene (Carey Mulligan). Ella tiene un hijo pequeño, un esposo en la cárcel y un trabajo miserable de mesera, pero atrae la atención del conductor por su sencillez. Poco a poco la relación entre ambos comienza a darse, cuando… ¡Pooom! El marido sale de la cárcel. Para colmo, le debe unos favores a la gente equivocada y cuando “El Conductor” decide ayudarlo por amor a Irene, las cosas se salen de control y comienza la parte que no debo contar de la película.
Hablo de “Drive”, no sólo porque es un filme que no deben perderse. Sino porque tiene un soundtrack excelente. Hay cuatro canciones ochenteras, que funcionan muy bien en los momentos en que Nicolas Winding Refn (el director), decidió meterlas en la película. Si de por sí, casi todo el filme tiene esa sensación retro, el hecho de ponerle esas rolitas, lo hace todavía más efectivo: como si cuando lo ves, sabes que te encuentras en la época actual, pero de alguna forma, estás viajando al pasado… ¿si les ha pasado, no?
El punto es que esas cuatro canciones no sólo cuadran perfectamente con la imagen que vemos en pantalla, también lo hacen con los personajes, con sus emociones, como si el guionista se hubiera basado en las rolas para escribir su trabajo. Por algo el director, insistió tanto en buscar música de este tipo, que sonara “fresa” en primera instancia, pero se quedara en el espectador al salir del cine.
No cuento mucho “Tick Of The Clock”, de “The Chromatics”, porque es instrumental y se confunde con la banda sonora original, hecha por Cliff Martinez, pero me encantaron, “Oh My Love”, de Riz Ortolani, pasando por “Nightcall”, de Kavinsky, la genialidad de, “A Real Hero”, de College y mi favorita, “Under Your Spell”, de Desire, de la cual les quiero platicar por la escena tan perfecta que llena.
"Nightcall"
Dije que no les spoilearía la película, pero esta parte de verdad vale la pena y no es gran revelación: Cuando el esposo de Irene regresa, ella y sus amigos organizan una fiesta de bienvenida, obviamente el conductor no está invitado, se encuentra solo en su departamento reparando algo, mientras escucha esta canción de fondo:
“I don’t eat, I don’t sleep. I do nothing, but think of you… You keep me under your spell”.
Por otro lado, en la fiesta, Irene hace lo mismo. Los dos con la mirada fija en un punto, pero aunque estén separados, sabemos que de alguna forma se están viendo. Se aman. Se extrañan. Se desean. Sonará a cualquier escena barata de comedia romántica gringa, pero la forma en que está filmada, actuada y esa canción de fondo, le dan un gran valor a esa secuencia.
Cuando salí del cine, pensé para mis adentros: Eso es estar enamorado. Pinche conexión fuerte, donde sabes que cuando tú piensas en esa persona, ésta también está pensando en ti. Eso les pasa a los personajes, hay un conocimiento sobre el amor mutuo que se tienen. No es como el chafa, banal y de flojera amor moderno, donde sabes que tu oscuro objeto del deseo piensa en ti, de forma al revés de lo que tú piensas en él o quieres creer que lo hace (aunque sea poquito)… cuando la realidad, la conoces y es: NO, ni se acuerda de ti.
Una parte de esta canción versa así (palabras más, palabras menos):
- Me preguntaba ¿Sabes la diferencia entre amor y obsesión?
- No.
- ¿Y cuál es la diferencia entre obsesión y deseo?
- No lo sé.
- ¿Tú crees que este sentimiento pueda durar para siempre?
- ¿Te refieres a siempre, para siempre? Sí
- Dios, eso espero.
- Yo también.
"Under Your Spell"
Tan sencillo, pero después tan complicado, como dice San Pascualito Rey: Así es el amor. Pero lo que deseaba rescatar, es esa sensación de cómo una canción con la letra correcta, puede llenar una escena, sin necesidad de diálogo, sólo con expresiones, con miradas. Aquí se cumplió para mí esa frase de: El soundtrack de tu vida. Pues en este instante, el de la mía es: “Drive”… Y sí, seré honesta: ando con el corazón triste por un pendejo, pero eso, es otra historia y no tiene nada que ver con esta gran película, o sea: está de hueva.