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23.1.12

CINEMACRITICSOUND // Los dulces sueños están hechos de esto

Fragmento de la cinta "Lost Highway"

Dándole un vistazo a mi niñez. Me recuerdo sentada junto a mis padres, viendo “Night Of The Living Dead” (1968), de George A. Romero, porque ellos insistían que debía aprender a enfrentar mis miedos, mientras yo me escondía entre los dos cada vez que Bárbara gritaba ante la presencia de un zombie. Tampoco olvido mi constante miedo para meterme a bañar o acercarme a las alcantarillas de la calle, porque me aterraba “Eso. El Payaso” ("It", 1990) o chillar con mi hermano en la escena final de “Carrie” (1976), cuando sale la mano ensangrentada de una pila de piedras.

Desde entonces, pocas cosas dentro del cine de terror me han dado miedo. La verdad no hay nada como un toque de realidad (asaltos, noticias del narco, asesinos seriales), para sentirnos como conejitos asustados a diario.

"Aquí me tienes, Eddie... oye, te va a encantar este sitio, eh... ja"

Pero si hay algo que a la fecha, recuerdo desde mi juventud y me sigue asustando: son
algunas secuencias del cine de David Lynch. “

"- ¿Nos conocemos de antes? ¿No es así? 
- No lo creo, ¿de dónde cree que nos conocemos? 
- En su casa, ¿no recuerda? 
- No ¿Está seguro? 
- Claro. De hecho, estoy ahí mismo ahora. 
- ¿De qué habla? ¿Dónde está ahora? 
- En su casa. 
- Eso es una pinche locura, hombre. 
- Llámeme. Marque su número. Vamos. (Fred llama a su casa y la voz del hombre con el que se encuentra le contesta) 
- Le dije que estaba aquí.” 

Fragmento de la escena arriba narrada

Esta es una de las secuencias más impresionantes dentro del cine moderno que he visto. Se trata del filme “Lost Highway” (1997), aquí en nuestro país titulado horriblemente (como casi siempre), “Por El lado Oscuro Del Camino”, que además de tener un excelente soundtrack (con Angelo Badalamenti siempre acompañando fielmente a Lynch, sumándose Nine Inch Nails con “The Perfect Drug”, Smashing Pumpkins con “Eye”, Marilyn Manson con “Apple Of Sodom”, David Bowie con “I’m Deranged” y hasta los nuevos en esa época, Rammstein con “Heirate Mich”), tenía el elemento del miedo. 

Sólo David Lynch puede provocar esas sensaciones donde en el momento de ver su cine no lo comprendes, luego tratas de hacerlo y al hacer conclusiones, prefieres haberte quedado como estabas en un principio. No sé si esto lo crean los personajes, las situaciones, los diálogos o simplemente las imágenes. Pero Lynch lo logra, y lo hace muy bien. 

Desde la música inquietante de “Cabeza Borradora” ("Eraserhead", 1977) el sonido que las películas de Lynch presentan, siempre se han quedado en mi cabeza. De ahí a “Terciopelo Azul” ("Blue Velvet", 1986), “Salvaje De Corazón” ("Wild At Heart", 1990), “Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo” ("Twin Peaks: Fire Walk With Me", 1992), hasta “Sueños, Misterios y Secretos” ("Mullholand Drive", 2001). Este elemento se ha mantenido de forma constante. Quizá con su última entrega, “El Imperio” ("Inland Empire", 2006), pareció que Lynch había perdido este toque de maldad en su cine. Pero fue en 2011, cuando el director nos demostró que no podíamos estar más equivocados respecto a su creatividad, aunque no lo hizo dentro del cine, sino a través de la música. 

Es cuando nace “Crazy Clown Time”. El álbum que en el título lleva la penitencia, es como asistir a una película de Lynch, pero a través de los oídos. De hecho, resulta tan efectivo que si quieren pasar un mal viaje sin necesidad de ninguna droga, les recomiendo lo siguiente: 

1. Enciérrense en su cuarto. 
2. Apaguen todas las luces. 
3. Pongan en su reproductor, computadora o estéreo “Crazy Clown Time”.
4. Colóquense unos audífonos. 
5. Cierren los ojos. 
6. Piensen en imágenes, recuerdos, sueños, lo que sea que les haya aterrado últimamente. 7. Tengan los huevos u ovarios de aventarse los casi 70 minutos que dura el disco. 

Si esta experiencia no los afecta en lo más mínimo, es que o son muy chingonas y chingones o de plano no lo llevaron a cabo, porque este trabajo discográfico es como asistir al cine de Lynch, pero sin tener que observar nada. Todo está en el cerebro y por eso puede ser todavía más efectivo que cualquiera de sus cintas. 

La característica más distintiva de esta placa es la voz. La manera de cantar de Lynch, logra alejarnos de encasillar su música en algún género en específico. Los inicios de cualquier canción, suenan completamente diferentes entre sí y te hace pensar: eso es rock, eso es electro, eso es trip hop. Cuando la verdad, no tienes ni idea de lo que se trata… Lo mismo que sucede con su cine. Quien haya escogido “Pinky’s Dream”, con la voz de Karen O como sencillo, acertó a la perfección, ya que se trata de la rola más digerible del disco. Lo demás que encontrarán, tal vez les resulte molesto, difícil para algunos y en el peor de los casos, grotesco. Pero, ¿qué no es así el miedo? 

Portada de "Crazy Clown Time" primer álbum de David Lynch

David Lynch sabe crearlo y aunque ya no lo haga en cine, nos regala un álbum que de verdad les hará pasar aunque sea un mal rato y les recordará de qué están hechas las pesadillas.





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